Visionado: Spellbound (1945)

Continuado con la linea de investigación en torno a mi proyecto relacionado con la práctica creativa que involucra el plano onírico, encuentro esta vez al conocido Alfred Hitchcock (1899-1980), director de filmes muy conocidos como Psicosis (1960) o Los Pájaros (1963). Sin embargo, no vengo a hablar de ninguna de esas dos películas. Hitchcock, en su filmografía, vincula en varias ocasiones sus reflexiones al cine y los sueños. Quizá la más notable obra en torno a esto se trate de Spellbound (Recuerda, 1945). En la película se sigue la historia de una doctora psicoanalista al más estilo freudiano, Constance, que trabaja en un sanatorio mental. Ella analiza los sueños de un paciente que sufre amnesia y que dice ser el Doctor Edwardes, sin serlo, y en realidad se cree que ha sido él quien ha asesinado al verdadero Doctor Edwardes.
Durante la historia, Constance, como proceso de terapia, interpreta los sueños de los pacientes. Lo más notable del filme, en cuanto a mi proyecto personal, resulta ser una colaboración que realizó Dalí con Hitchcock para le película. Dalí se encargó de diseñar los sueños del paciente, los cuales posteriormente analiza la doctora, aun que finalmente en el filme solo llegó a aparecer uno de ellos, en una secuencia que no llega ni a los tres minutos. Aún así vale mucho la pena, se trata de una secuencia con elementos muy dispares: ojos gigantes rasgados por unas tijeras también gigantes, un hombre misterioso y sin rostro, escenas difusas, incongruentes y sin un principio ni un final muy claro, como los sueños que podríamos tener cualquiera de nosotros en realidad. Sin embargo, la escena resulta fascinante por que es como ver cualquiera de las obras complejas y enigmáticas de Dalí cobrar vida, adquirir movimiento y espacio real.



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