Durante el mes de diciembre tuve la oportunidad de visitar la exposición de la fotorgrafa estadounidense Francesca Woodman (1958-1981): On Being an ángel

Encontramos en esta exposición en unas 100 fotos y 6 cortometrajes la mirada más pura de una joven que dejó atrás más de 10.000 negativos y 800 fotografías impresas tras suicidarse en 1981 con tan solo 22 años.

Me resultó muy interesante acudir a esta exposición tras leer el ensayo de D.C. Murray (2015)
Notes to self: the visual culture of selfies in the age of social media, en el Murray habla principalmente del selfie como herramienta de empoderamiento de la mujer y llega a comparar algunas fotógrafas actuales con Francesa Woodman al hacer una comparativa entre el llamado
selfie y el
self-portait (o autorretrato en español)

Encontramos en Francesca Woodman de una manera tan clara esta temática del self-portait que casi ocupa por completo toda la obra expuesta en esta exposición. Incluso cuando quiere hacer alusiones a figuras de ángeles, como bien titula a la exposición, ella es el propio modelo; e incluso llega a tener alguna fotografía frente a un espejo, tan habituales a día de hoy en los medios de comunicación social y redes sociales.
Crea una especie de conversación entre el espectador

que observa la foto y la figura que posa en la propia fotografía, una conversación que resulta intima y personal de alguna manera, aun que tú no la conozcas en absoluto. Quizá esto se vio exponencialmente aumentado en mi caso al ver captada en las fotografías a una joven de mi misma edad (o incluso en ciertos momentos, más jóven)
Me interesa tanto de cómo deja esa huella del cuerpo, como crea como una poética siempre desde su propio cuerpo desnudo, y en ocasiones el de otros. Y cómo crea un entorno algo surrealista en relación a ello y esos espacios deshabitados y en decadencia pero siempre desde una cierta delicadez exquisita. Cómo crea ese mundo tan misterioso que quizás esta tan ligado en cierta manera a sus propios pensamientos interiores y que en cierta manera resultaron tan trágicos al desembocar en un suicidio. Sí que me provocan cierta soledad de alguna manera.

Tras esta exposición realmente me deja con ganas de saber qué hay tras esos otros miles de negativos que se guardan de ella.
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